martes, 23 de marzo de 2010

Oda a AF

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Ya sé que las odas son de género literario, y por tanto, escritas en verso. Pero aun así creí que sería buena idea darle ese título a un texto que pretende ser una simple despedida a un sitio que significó mucho más que datos y palabras para mi.

Por definición, una oda es un texto de admiración exaltada por algo o alguien. Y que es la admiración, sino consideración especial que se tiene hacia alguien o algo. De una forma u otra, la admiración puede ir acompañada de cariño, y no hay otra palabra que pudiera describir mejor lo que sentí, siento y sentiré por AF. Ese foro en dónde todo comenzó, y en dónde empecé a transformarme en persona. Voy a tratar de ser lo más breve posible, y créanme que no importa cuan largo o corto les parezca el texto, podría haber sido más largo.

La historia, mi historia, comienza por enero del 2008. Cuando, aburrido y sumergido en una suerte de depresión bipolar, esa que ya todos conocen, comencé a navegar por internet. Apenas conocía lo que era un foro por esos entonces, y una búsqueda aleatoria en Google me llevó a encontrar un pequeño, no tanto, foro de animé argentino. AnimeForos, AF para los amigos, era el nombre de esa página en la que tímidamente entré. Primero para simplemente indagar un poco en ese mundo de otakus, del que me creía parte, y luego para simplemente tener algo que hacer. Sin embargo, luego de una breve presentación en la sección adecuada, mi propia volatilidad me llevó a abandonar el foro por algún tiempo. Ya no recuerdo cuanto, pero asumo que fueron unas dos o tres semanas (pudo haber sido más) en las que ni siquiera pisé el suelo del lugar.

Pasado el lapso, nuevamente llegué a AF, pero ésta vez no por suerte o búsquedas sorpresa en Google, sino por aburrimiento. De nuevo, entré, y como si nunca me hubiera ido, comencé a pasearme por los insondables pasillos de un foro repleto de gente dispuesta a charlar un rato. Ya fuera de animé, juegos, series o simplemente de cualquier cosa que surgiera en el momento. Claro, eran insondables para mi, pero no para aquellos que formaban parte del staff del foro. Ese grupo fluctuante de gente que se dedicaba, porque quería, a mantener la limpieza y pulcritud del lugar. Como policías, vigilando que las reglas fueran cumplidas, y sancionando a quienes lo merecían.

Era un mundo completamente nuevo para mi, repleto de gente dispuesta a hablar conmigo. De gente que, encima, entendía lo que decía, y que estaba de acuerdo conmigo en muchas oportunidades. O en desacuerdo. Fuera cual fuera el caso, al menos sabía que, si estaban de acuerdo, era porque entendían lo que decía, y sino, también. Por primera vez, había encontrado gente con la que podía hablar seriamente de temas importantes, y al mismo tiempo, reírme de las más alocadas situaciones. Eran gente normal, de edades normales (en su mayoría). Algo escaso en mi entorno natural.

Los días pasaron, los comentarios crecieron, los lazos emergieron. Y finalmente llegó el momento de poner a prueba todo ese crecimiento interno que acababa de presenciar. Y qué mejor forma de poner a prueba algo, que tirarlo a los leones y esperar que regrese entero. Así fui al Picnic Pogo IV (creo que era el cuarto). Aterrado por lo que pudiera salir mal, excitado por lo que pudiera pasar, y ansioso porque todo terminara y pudiera regresar a casa satisfecho. 

Al llegar al planetario, luego de literalmente perderme en el bosque, permanecí al costado de un grupo inmensamente diverso de gente que hablaba e interactuaba, en silencio. Y no fue hasta que una persona en particular me habló, que comencé a hacerlo yo también. Lentamente, comenzaba a colarme entre la gente y a perderme en una multitud inmensa de risas, chistes, comentarios y recuerdos. Finalmente, era parte de un grupo. Sí, un grupo inmenso de gente, de los cuales la mayoría ni siquiera me registraba, por esas cosas de la matemática, pero aun así el sentimiento era ese.

El tiempo pasó, algunos lazos se destiñeron, otros nacieron y otros crecieron. Pero sucediera lo que sucediera, lo más importante estaba hecho. Había saltado al vacío, y había caído de pie.

No voy a detenerme en situaciones puntuales, en recuerdos exactos, o en detalles detallistas salida por salida, pero es válido resaltar que el tiempo pasó. Pasó, dejando atrás gente, abriéndole la puerta a nuevas personas, nuevos chistes, nuevas aventuras. Y poco a poco, las ganas de entrar en un foro a leer, pensar y comentar, se fueron escapando de mi mente. Ya no sentía esa necesidad imperiosa de hablar, pues era algo que ya hacía. No sentía ganas de escribir, pues era más fácil usar la vos en presencia de otras personas. Mis visitas a AF se hicieron cada vez más cortas, más espaciadas. Hasta que, finalmente, dejé de entrar a ese foro que me había dado tanto.

El domingo, si no me falla la memoria, el foro fue cerrado definitivamente. Después de muchos esfuerzos de mucha gente, entre burlas de algunos, y lamentos de otros. AF ya no está, pero la gente sí. Toda esa gente maravillosa y genial que llegó a mi vida por casualidad, sigue ahí. Y aunque no hable mucho con algunos, y hable demasiado con otros, no creo que jamás vaya a olvidar el tiempo que invertí frente al monitor caminando por esos pasillo digitales, ni los momentos que quedarán sellados en lo profundo de mi memoria.

AF ya no está, se fue. Pero eso no significa que la historia halla terminado, claro que no. Ahora es cuando la aventura, digievoluciona.

1 comentario(s):

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Gaia dijo...

Fa, me lo leí todo, es increíble como describiste cada aspecto. Admito que a aquel foro le debo un par de cosas, pero no me significó nada la pérdida del mismo, ni tampoco me dejó tantos amigos como yo creí que pasaría cuando entré.

Buena Oda, Lisha :'3. Seguía así.

Una Bara perdida~.

(8D)

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